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Musicoterapia, el valor de lo sencillo

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Hay una predominante creencia de que para obtener logros es necesario realizar un gran esfuerzo. Sin embargo, esto no es siempre así. Especialmente en el terreno de las terapias y del aprendizaje. Concretamente, a veces, las  actividades más  sencillas pueden facilitar el incremento de la atención y la concentración. El acceso a un estado mental conocido como “la zona”. Y  una persona puede sentir que está fluyendo, y todos los obstáculos pueden ser superados con mayor facilidad. Una de esas actividades es la musicoterapia.

Algunas de las tareas que se proponen en musicoterapia son tan sencillas como cantar, bailar o acompañar con instrumentos una canción. Sin embargo, entregarse a estas actividades con una actitud libre y con cierto compromiso es lo que garantiza el paso a este mayor enfoque de la mente. Para algunas personas adultas esto puede ser más difícil, ya que estamos acostumbradas a conseguir nuestros logros a través del esfuerzo, o procedimientos de aspecto serio y complicado,  por eso, antes de iniciar un tratamiento de musicoterapia, es importante soltar esas restricciones y darse permiso  para  disfrutar  de lo sencillo y mejorar a través de la alegría.

Las fases de la musicoterapia

Una vez dado ese paso, ya estás preparad@ para encontrarte con los beneficios de la musicoterapia. Lo más sencillo es empezar por la percusión, seguir  el ritmo de una canción, crear tu propio ritmo…, no se trata de hacerlo bien, sino de sentirlo en el cuerpo, en la mente. Por supuesto, como en todo, la práctica hace al maestro y más aún con el apoyo de una musicoterapeuta profesional. Un ritmo estable proporciona seguridad y estructura la experiencia, aporta un dinamismo ordenado, y por  supuesto facilita la movilidad.

Desde ahí se llega enseguida a la danza. Bailar es sentir la música con el cuerpo, y usarla como una vía para expresar emociones. El principal beneficio de la danza, además de la estimulación psicomotora, es la relajación, y cuando la mente y el cuerpo se relajan, el aprendizaje y los beneficios terapéuticos más específicos surgen (para la memoria, el lenguaje, la movilidad…). Por su puesto, de nuevo, no hay forma de hacerlo mal, ya que todos los movimientos pueden encontrar su lugar en  la música, y sin duda, se puede adaptar el baile a las capacidades de cada uno.

Uno de los ingredientes principales de la musicoterapia es el canto, y puede ser protagonista de muchas sesiones. La voz y la melodía es una de las vías más emocionales, sólo tenemos que pensar en el sonido del violín, tan emotivo, y que precisamente se ha considerado el instrumento más parecido y cercano a la voz humana.  Cantar permite la expresión libre de emociones, es liberador, fomenta la autoconfianza.  A través de canciones significativas en la historia vital de los participantes, estos se expresan y reafirman y pueden evocar recuerdos que ayudan a generar una mayor integración de la historia personal y la identidad. Es también una forma agradable de mantener  a flote la memoria y sostenerla por mayor tiempo.

El canto como tratamiento para la afasia

El canto es también protagonista de una de las terapias más avaladas para el tratamiento de diversos tipos de afasias: la terapia de estimulación melódica.  El lenguaje y la música comparten muchas áreas de su procesamiento cerebral, ambos localizan gran parte de sus funciones en los lóbulos temporales del cerebro; a nivel muscular y funcional, el órgano de la fonación, la boca, los músculos orofaciales, las cuerdas vocales… El habla y el canto son muy cercanos, semejantes y comparten muchos recursos. Así, de forma natural, la estimulación del canto repercute en el habla,  y puede ayudar significativamente  a mejorar en los casos de afasia productiva (Broca). Mediante la terapia de estimulación melódica, y  la terapia de canto, la entonación de  frases musicales, con o sin letra,  se van recuperando de forma progresiva las habilidades lingüísticas. La música actúa como facilitador emocional, al tratarse de un reforzador natural.

La musicoterapia es uno de los tratamientos más recomendados en casos de daño cerebral adquirido y enfermedades neurodegenerativas, es considerada una terapia altamente eficaz y avalada por gran cantidad evidencia empírica. Es una forma agradable de mantener viva la memoria y mejorar cognitivamente y estabilizar las emociones. Aceptando la sencillez de nuestros ritmos, bailes y canciones podemos llegar muy lejos en nuestros objetivos vitales y disfrutar de muchos buenos momentos, momentos de superación y de alegría.

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