Musicotepia: en qué consiste y cuáles son sus beneficios

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La música puede ser un elemento de ayuda para los adultos mayores y para pacientes con diferentes patologías. Implementar en centros de día y en centros de rehabilitación neurodegenerativas programas adecuados de musicoterapia guiados por un profesional, puede elevar la calidad de vida y aportar beneficios importantes en la estimulación cognitiva y sensorial y en la socialización de las personas que acuden a dichos centros.

En Neurovida sabemos sobre los beneficios y la importancia que tiene la música para los participantes y es por eso que la musicoterapia ocupa un lugar relevante en nuestros centros.

Pero… ¿Qué es la musicoterapia?

La musicoterapia es una terapia que utiliza la música y sus elementos para mejorar el estado de salud y bienestar emocional de las personas. Es una terapia efectiva para tratar ciertas patologías y mejorar la calidad de vida del paciente. En ella se trabaja sobre diferentes aspectos de la persona como puede ser aspectos sensoriales, motrices, cognitivos y socioemocionales. A través de la musicoterapia se promueve y facilita la comunicación, las
relaciones, el movimiento y la expresión.

¿Cuáles son sus beneficios?

La musicoterapia aporta numerosos beneficios:

A nivel cognitivo mejora la orientación, estimula la comunicación y el lenguaje y aumenta la capacidad de atención y concentración. En este sentido está comprobado que la musicoterapia es un aliado efectivo en tratamientos neurodegenerativos.
A nivel físico la música tiene el poder de evocar y regular emociones ayudando a manejar y reducir la ansiedad y el estrés lo que genera cambios fisiológicos que incluyen mejorar la respiración, disminución del ritmo cardiaco y relajación y activación muscular ya que estimula el movimiento corporal a través del ritmo y la melodía.
A nivel socioemocional, la musicoterapia propicia un lugar seguro donde las personas pueden interactuar, conectar y expresarse. En las sesiones grupales se fomenta la escucha activa, el trabajo en equipo y el respeto mutuo. Además, se refuerza la autoestima cuando se experimentan logros musicales como recordar y cantar una canción o aprender a tocar un instrumento.

Una sesión de musicoterapia… un día en Neurovida

Cada día llego a los centros con un instrumento diferente: guitarra, ukelele, violín… y un sinfín de instrumentos de percusión y de viento para comenzar con las terapias. Ya con solo verme llegar, los participantes sonríen, y aunque no recuerdan mi nombre, sí recuerdan que llega la música y saben que pasarán un momento ameno y agradable.


Al comenzar la sesión, antes que nada observo al grupo y a cada participante, ya que lo más importante es ver y saber cómo se encuentran todos y cada uno de ellos; si están tranquilos, relajados o si bien están ansiosos y agobiados. Porque depende de cómo se sientan cada día, la terapia y la música van cambiando en función de sus necesidades. El lenguaje no verbal, también nos dice mucho sobre el estado de ánimo de una persona. Inicialmente nos saludamos cantando todos juntos repasando los nombres de manera que estimulemos la memoria, la orientación personal y espacial, etc. Y aunque alguien no pueda cantar o hablar, puedo asegurar que las miradas y los gestos participan de igual forma diciéndonos todo.

Luego elegimos algunas de nuestras canciones favoritas para escuchar y, el que quiera y pueda, cantar. Por lo general estas canciones han sido testigos de hermosas historias de vida que siempre tengo el gusto de escuchar de algún participante que al oírlas no puede dejar de contárnoslas. Además, si la canción lo permite, acompañamos siguiendo el ritmo con pequeños instrumentos de percusión, creamos patrones rítmicos improvisados y bailamos al
compás de la música siempre teniendo en cuenta las particularidades de cada uno.
Después, según el día y el grupo, jugamos a diferentes juegos musicales con los cuales nos reímos mucho y de paso trabajamos, entre otras cosas, el lenguaje, la coordinación, la atención.
Por último, nos relajamos escuchando una canción tranquila o simplemente el sonido de mi guitarra o de mi violín para descansar y despedirnos hasta mañana.

Bárbara Susana Silenzi

Profesora de música y musicoterapeuta 

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